A su corta edad, Nadin L. habla con emoción sobre su experiencia en la REDNNYAS, a la cual pertenece desde 2019. “Es un espacio que agradezco mucho a la vida, porque me alimenta mucho la cabeza, el espíritu y el corazón”, expresa.
Más de 2,400 niñas, niños y adolescentes (NNA) provenientes de nueve países de Centroamérica y Suramérica forman la Red Latinoamericana y Caribeña de Niñas, Niños y Adolescentes (REDNNYAS), con el objetivo de organizar, acompañar y capacitarlos para que conozcan sus derechos, velen por ellos y puedan transformar sus comunidades.
Como parte de sus iniciativas, para que expongan su voz e interactúen con NNA de otros países, en septiembre de 2019, se realizó el evento La Voz de la Niñez y Adolescencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Costa Rica, en donde Nadin tuvo la oportunidad de reunirse con los jueces; lo que para ella ha sido de mucho aprendizaje y relevancia. “Personalmente, crecí un montón. Me ayudó a salir de una burbuja, conociendo otras realidades, otras situaciones, otras vivencias. Con todo lo que he aprendido, realmente, soy otra persona. Conocer otras cosas que pasan me ha ayudado a ser más empática”, plantea.
La REDNNYAS representa una labor única que refleja un trabajo conjunto entre redes: las redes de niños, niñas y adolescentes y las redes de personas adultas de las distintas naciones, que se reúnen cada cierto tiempo para intercambiar experiencias, exponer necesidades y elaborar planes de acción para abordar problemáticas de la región.
Para Nadin, el que la niñez y la juventud cuente con espacios como la red es un paso positivo para la construcción de la democracia y el respeto a los derechos de los menores. “Es realmente importante nuestra participación en estos lugares, tener nuestra propia voz, luchar por nosotres mismes, sin que nadie hable por nosotres. También es muy necesario que, como jóvenes, tengamos un espacio para compartir entre nuestros pares, entre nosotres mismes y poder comentar lo que nos pasa y nos escuchen”, indica Nadin en lenguaje inclusivo.
Nadin, una líder nata, forma parte del colectivo de Derechos de la Infancia de Argentina. Ella destaca que, gracias a los conocimientos adquiridos en su experiencia dentro de este colectivo sobre derechos humanos, ha podido incidir no solo en jóvenes sino en personas adultas. “Es un trabajo en conjunto que se hace entre todos. Todos tenemos algo que enseñarnos unos a otros y todos tenemos una palabra que vale”, señala.
Esta joven considera que todas las personas NNA que puedan sumarse a estos espacios deben hacerlo, ya que la experiencia de vida les transforma sus pensamientos y comportamientos ante la vida. “Está buenísimo que existan estos espacios, que son más que necesarios, donde nos podamos encontrar entre adultos, adolescentes, niños y niñas, para poder cambiar; porque hay que cambiar el mundo, hay que cambiar nosotros, hay que cambiar la sociedad y respetarnos los unos a los otros, porque eso nos está faltando: el respeto hacia los niños y niñas”, finaliza.